Me siento mal, realmente muy mal, no puedo con esta situación tan desesperante, aquí todo es rutinario y monótono, las mismas caras, los mismos lugares, ya no hay novedad, ya no le encuentro la gracia. Me harté.
Si sigo así enloqueceré en cualquier momento, mejor voy a visitar a Xiomara, con ella me entretengo cuando me deprimo. Felizmente siempre estará conmigo cuando la necesite porque me adora, se muere por mí. La otra vez por huevon no me la tire en el parque, me quedé, pero hoy si la hago, por Dios que si…
―¡Xiomara!―grito frente a su casa.
La veo asomarse por su ventana, hago una seña para que salga y en un segundo aparece frente a mí. Se nota que está feliz de verme...
―Hola Xiomi que tal―la saludo con un besito en la mejilla.
―Hooola. ¿Oye loco y este milagro?, no esperaba que me visitaras.
―Es que me moría de ganas de verte Xiomarita.
―Si… yo también quería verte―sonríe avergonzada―espérate un rato ¿ya?, ahorita salgo, voy a cambiarme.
―No demores.
Hace tiempo no la veía, está muchísimo más linda. Siempre fue una chica de su casa, muy estudiosa, incluso asistía a la iglesia. Desde que nos conocimos se ilusionó de mí, me seguía a todas partes, ahí comenzó a malograrse. Recuerdo cuando nos tirábamos la pera, chupábamos en los parques, toneábamos hasta las últimas, su viejo siempre le pegaba, pero pese a todo conservaba su inocencia, su alegría, sus ganas de gozar; tenía algo especial que me gustaba mucho. Es buena chica: bonita, estudiosa y con un cuerpazo, además está preparándose para la universidad. No se si la quiero pero me la paso muy bien a su lado.
¿Por qué demora tanto?, seguro no la dejan salir, eso es lo malo, como es mujer la cuidan mucho, pero ella es bien sabida, siempre se escapa aunque después la castiguen.
Oigo pasos, creo que ahí viene…
―Ya está, mira, he sacado estos libros, mi abuela piensa que voy a sacar copias, vámonos rápido.
Asu, que abusiva, se ha puesto un polo escotado y una minifalda, es una mamacita. Hoy campeono, lo juro…
―Xiomarita que rica estás, ese polito te queda muy bien―me acerco besándola, intentando tocar sus perfectos senos.
―Oye no me digas así, no me toques.
―¿Acaso no te gusta?
―Es que acá no pues, no te pases. Ponte que salga mi hermano, te chanca.
―Tsss ¿Que me va a hacer ese payaso?
―Yaya chistoso mejor cállate. Vamonos rápido que mi abuela puede sospechar―me empuja apresurandome.
Caminamos de la mano por el barrio. Me deprime ver las calles tan sucias, feas y desérticas, sólo veo a un anciano durmiendo bajo el sol, nostalgico, aburrido, y señores cansados tomándose unas chelas. El ambiente es desolador, triste, lleno de pobreza. Este no es el tipo de vida que yo quiero, yo aspiro a más, si me quedo en Piura no lograré nada, se frustrarán mis sueños y terminaré como ellos…
―Xiomara ya me aburrí de caminar, ¿hasta donde quieres ir? Mejor hacemos algo bien bacán: compramos un vinito y lo tomamos en mi cuarto, solitos tú y yo.
―¡Ay, tú y tu vinito! No porque no he pedido permiso, esa vez que tomamos me gritaron bien feo por tu culpa, ¡llegue a mi casa a las 12!, mi papá se molestó, casi me pega.
―Jajaja entonces ahí en ese parque, en esas banquitas nomas.
Ella acepta, compramos una botella de vino y nos sentamos en las bancas. No me cansaré de mirarla, hambriento, sediento de su hermoso cuerpo, de sus tetas, de sus piernotas blancas, esta chica me arrecha demasiado, quiero abrazarla, quiero besarla, lo que quiero es llevarla a mi cama.
Meto mi mano por debajo de su blusa, deslizo mi mano hacia sus pechos acariciándola despaciiito, ella se avergüenza, teme que la gente la reconozca, se acerca más, me abraza para cubrir mis manos y deja tocarse, que rico por Dios. Beso su cuello, eso le gusta, la enloquece, se retuerce de placer, me gusta su piel, es bien suave, suavecita...
―¿Enzo me quieres?, ¿que sientes por mi ah?, ¿que es lo que estamos haciendo? Siempre nos vemos y hacemos lo mismo pero tú nunca me dices nada, ¿somos enamorados?, siento que me usas para un rato y después “chau”, te olvidas de mí y me vuelves a llamar después de un mes. ¿qué es eso?, explícame.
¿Qué? ¿Y a esta que le picó?, esto lo arreglo ahorita…
―No es así Xiomarita, tú sabes que eres la única chica de mi corazón, en la única que pienso, la que me roba el sueño, en serio mi amor, me encantas.
―Como me vacilas, ¿que me crees ah?, no soy tonta, tu me quieres pa vacilarte nomas, usar y votar.
Carajo, nunca antes me había hablado así, por eso no me gusta tener enamorada, siempre están reclamándote algo como si uno tuvieras obligaciones con ellas. Ya tengo suficientes reclamos con mi vieja, ya no estoy pa estas huevadas…
―¿Eso piensas de verdad amorcito?, yo sería incapaz de hacerte daño.
―Es que me tomas, no se, como un agarre, como una chica cualquiera, un día estamos, te portas cariñoso, me dices cosas bonitas, me besas, me abrazas, y al día siguiente no sabes quien soy. ¿O vas a negarlo?
―Eso no es verdad, ¿acaso no conversamos por el Messenger casi a diario?, ¿y la otra vez que te lleve a comer helados?, acuérdate.
―Ya puesss, se realista, no soy ninguna niñita. O amigos o enamorados, o nada más. En serio Enzo.
¿Ahora que le digo?, no se que decirle... Seguramente le ha contado a sus amigas sobre nuestra relación, les habló de mi, de mi forma de ser, seguro le dijeron que soy un sinverguenza, un mal chico que no vale la pena, y le han aconsejado que se haga respetar como mujer... Sigo mudo, no tengo palabras, esta pausa ya es muy larga, que alguien hable porfavor…
―Pucha―dice resignada―olvida lo que te dije ¿okey?. Creo que el vino me ha afectado.
Como a tomado se armó de valor para hablarme así. Que gracioso.
―Jajaja―rio fingidamente―eres una borrachita.
No dice nada, esta callada, cabizbaja, tiene vergüenza, se ha puesto roja.
―¿Y tuviste que estar picada para hablarme sobre eso?, no sabía que pensaras así, mira mi amor, yo te quiero mucho, si algo no te gusta sólo dímelo.
―¿Y tu qué piensas, vas a decirme que sólo piensas en mi? ¿Que yo soy la única?... ¿y que encima eres fiel?
Volvió con esa vaina, trataré de cambiarle la conversación…
―¿Xiomarita que tal si compramos otro vinito?
―¡Contestame!, hablo en serio, hay que aclarar las cosas de una vez.
―¡Xiomara ya cálmate!―le grito―¡no se que te pasa, contrólate!
―No pues, en serio… osea… no se pues...―balbucea.
Su voz ya no suena agresiva, mas bien ahora es triste, debil, temerosa. Pobrecita, quisiera abrazarla y decrile que todo estara bien, pero ella quiere formalizar las cosas, ¿pa que? yo no la entiendo.
―Xiomi, si quieres hablar de eso mejor vamos a mi casa.
Sus ojos están rojos, quiere llorar.
―Solo cuando nos vemos soy tu enamorada, después "chau", a la otra semana igual: nos vemos, pasa algo entre los dos y "chau" de nuevo, te desapareces, me dejas abandonada. ¡Qué es eso pues!, yo no entiendo. Claro, se que nos gustamos, pero así no debe ser. Tengo razón ¿verdad?
―Lo conversamos en mi casa ¿ya?―se lo propongo de nuevo.
―Enzo estoy hablando enserio, yo quiero aclarar las cosas contigo, entiende que yo... yo te quiero…―no puede más, se le salen las lagrimas.
Y lo que yo quiero es llevarte a mi cuarto, tú también quieres eso, no quieres hablar. Me da lástima jugar con ella, es tan inocente, tan ingenua, a veces pienso que de verdad la quiero... ¡Que estoy pensando! lo que me gusta es su manera de besar, su lengua jugetona y que se haga la difícil cuando empiezo a desvestirla, eso me arrecha todavia más...
Si sigo así enloqueceré en cualquier momento, mejor voy a visitar a Xiomara, con ella me entretengo cuando me deprimo. Felizmente siempre estará conmigo cuando la necesite porque me adora, se muere por mí. La otra vez por huevon no me la tire en el parque, me quedé, pero hoy si la hago, por Dios que si…
―¡Xiomara!―grito frente a su casa.
La veo asomarse por su ventana, hago una seña para que salga y en un segundo aparece frente a mí. Se nota que está feliz de verme...
―Hola Xiomi que tal―la saludo con un besito en la mejilla.
―Hooola. ¿Oye loco y este milagro?, no esperaba que me visitaras.
―Es que me moría de ganas de verte Xiomarita.
―Si… yo también quería verte―sonríe avergonzada―espérate un rato ¿ya?, ahorita salgo, voy a cambiarme.
―No demores.
Hace tiempo no la veía, está muchísimo más linda. Siempre fue una chica de su casa, muy estudiosa, incluso asistía a la iglesia. Desde que nos conocimos se ilusionó de mí, me seguía a todas partes, ahí comenzó a malograrse. Recuerdo cuando nos tirábamos la pera, chupábamos en los parques, toneábamos hasta las últimas, su viejo siempre le pegaba, pero pese a todo conservaba su inocencia, su alegría, sus ganas de gozar; tenía algo especial que me gustaba mucho. Es buena chica: bonita, estudiosa y con un cuerpazo, además está preparándose para la universidad. No se si la quiero pero me la paso muy bien a su lado.
¿Por qué demora tanto?, seguro no la dejan salir, eso es lo malo, como es mujer la cuidan mucho, pero ella es bien sabida, siempre se escapa aunque después la castiguen.
Oigo pasos, creo que ahí viene…
―Ya está, mira, he sacado estos libros, mi abuela piensa que voy a sacar copias, vámonos rápido.
Asu, que abusiva, se ha puesto un polo escotado y una minifalda, es una mamacita. Hoy campeono, lo juro…
―Xiomarita que rica estás, ese polito te queda muy bien―me acerco besándola, intentando tocar sus perfectos senos.
―Oye no me digas así, no me toques.
―¿Acaso no te gusta?
―Es que acá no pues, no te pases. Ponte que salga mi hermano, te chanca.
―Tsss ¿Que me va a hacer ese payaso?
―Yaya chistoso mejor cállate. Vamonos rápido que mi abuela puede sospechar―me empuja apresurandome.
Caminamos de la mano por el barrio. Me deprime ver las calles tan sucias, feas y desérticas, sólo veo a un anciano durmiendo bajo el sol, nostalgico, aburrido, y señores cansados tomándose unas chelas. El ambiente es desolador, triste, lleno de pobreza. Este no es el tipo de vida que yo quiero, yo aspiro a más, si me quedo en Piura no lograré nada, se frustrarán mis sueños y terminaré como ellos…
―Xiomara ya me aburrí de caminar, ¿hasta donde quieres ir? Mejor hacemos algo bien bacán: compramos un vinito y lo tomamos en mi cuarto, solitos tú y yo.
―¡Ay, tú y tu vinito! No porque no he pedido permiso, esa vez que tomamos me gritaron bien feo por tu culpa, ¡llegue a mi casa a las 12!, mi papá se molestó, casi me pega.
―Jajaja entonces ahí en ese parque, en esas banquitas nomas.
Ella acepta, compramos una botella de vino y nos sentamos en las bancas. No me cansaré de mirarla, hambriento, sediento de su hermoso cuerpo, de sus tetas, de sus piernotas blancas, esta chica me arrecha demasiado, quiero abrazarla, quiero besarla, lo que quiero es llevarla a mi cama.
Meto mi mano por debajo de su blusa, deslizo mi mano hacia sus pechos acariciándola despaciiito, ella se avergüenza, teme que la gente la reconozca, se acerca más, me abraza para cubrir mis manos y deja tocarse, que rico por Dios. Beso su cuello, eso le gusta, la enloquece, se retuerce de placer, me gusta su piel, es bien suave, suavecita...
―¿Enzo me quieres?, ¿que sientes por mi ah?, ¿que es lo que estamos haciendo? Siempre nos vemos y hacemos lo mismo pero tú nunca me dices nada, ¿somos enamorados?, siento que me usas para un rato y después “chau”, te olvidas de mí y me vuelves a llamar después de un mes. ¿qué es eso?, explícame.
¿Qué? ¿Y a esta que le picó?, esto lo arreglo ahorita…
―No es así Xiomarita, tú sabes que eres la única chica de mi corazón, en la única que pienso, la que me roba el sueño, en serio mi amor, me encantas.
―Como me vacilas, ¿que me crees ah?, no soy tonta, tu me quieres pa vacilarte nomas, usar y votar.
Carajo, nunca antes me había hablado así, por eso no me gusta tener enamorada, siempre están reclamándote algo como si uno tuvieras obligaciones con ellas. Ya tengo suficientes reclamos con mi vieja, ya no estoy pa estas huevadas…
―¿Eso piensas de verdad amorcito?, yo sería incapaz de hacerte daño.
―Es que me tomas, no se, como un agarre, como una chica cualquiera, un día estamos, te portas cariñoso, me dices cosas bonitas, me besas, me abrazas, y al día siguiente no sabes quien soy. ¿O vas a negarlo?
―Eso no es verdad, ¿acaso no conversamos por el Messenger casi a diario?, ¿y la otra vez que te lleve a comer helados?, acuérdate.
―Ya puesss, se realista, no soy ninguna niñita. O amigos o enamorados, o nada más. En serio Enzo.
¿Ahora que le digo?, no se que decirle... Seguramente le ha contado a sus amigas sobre nuestra relación, les habló de mi, de mi forma de ser, seguro le dijeron que soy un sinverguenza, un mal chico que no vale la pena, y le han aconsejado que se haga respetar como mujer... Sigo mudo, no tengo palabras, esta pausa ya es muy larga, que alguien hable porfavor…
―Pucha―dice resignada―olvida lo que te dije ¿okey?. Creo que el vino me ha afectado.
Como a tomado se armó de valor para hablarme así. Que gracioso.
―Jajaja―rio fingidamente―eres una borrachita.
No dice nada, esta callada, cabizbaja, tiene vergüenza, se ha puesto roja.
―¿Y tuviste que estar picada para hablarme sobre eso?, no sabía que pensaras así, mira mi amor, yo te quiero mucho, si algo no te gusta sólo dímelo.
―¿Y tu qué piensas, vas a decirme que sólo piensas en mi? ¿Que yo soy la única?... ¿y que encima eres fiel?
Volvió con esa vaina, trataré de cambiarle la conversación…
―¿Xiomarita que tal si compramos otro vinito?
―¡Contestame!, hablo en serio, hay que aclarar las cosas de una vez.
―¡Xiomara ya cálmate!―le grito―¡no se que te pasa, contrólate!
―No pues, en serio… osea… no se pues...―balbucea.
Su voz ya no suena agresiva, mas bien ahora es triste, debil, temerosa. Pobrecita, quisiera abrazarla y decrile que todo estara bien, pero ella quiere formalizar las cosas, ¿pa que? yo no la entiendo.
―Xiomi, si quieres hablar de eso mejor vamos a mi casa.
Sus ojos están rojos, quiere llorar.
―Solo cuando nos vemos soy tu enamorada, después "chau", a la otra semana igual: nos vemos, pasa algo entre los dos y "chau" de nuevo, te desapareces, me dejas abandonada. ¡Qué es eso pues!, yo no entiendo. Claro, se que nos gustamos, pero así no debe ser. Tengo razón ¿verdad?
―Lo conversamos en mi casa ¿ya?―se lo propongo de nuevo.
―Enzo estoy hablando enserio, yo quiero aclarar las cosas contigo, entiende que yo... yo te quiero…―no puede más, se le salen las lagrimas.
Y lo que yo quiero es llevarte a mi cuarto, tú también quieres eso, no quieres hablar. Me da lástima jugar con ella, es tan inocente, tan ingenua, a veces pienso que de verdad la quiero... ¡Que estoy pensando! lo que me gusta es su manera de besar, su lengua jugetona y que se haga la difícil cuando empiezo a desvestirla, eso me arrecha todavia más...
―Entonces, ¿vamos a mi casa mi reina?
―Está bien… vamos Enzo.
Ya sabía, como siempre al final terminaste cediendo.
―Está bien… vamos Enzo.
Ya sabía, como siempre al final terminaste cediendo.
2 comentarios:
Suave con las piernotas, las tetas y tanta arrechura. Dejemos esas cosas a la imaginación.
ehmmm bueno ... pobre chica... entregarse a alguien q no la kiere cuando ella esta ilusionada... malazo ps
seria distinto si a ella no le importara y para ambos fuese choque y fuga
el titulo describe super bn al protagonista
saludos!
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